Diagnóstico de las infecciones urinarias durante el embarazo

La mujer, con frecuencia, sufre infecciones urinarias, ya que, por su propia anatomía, a diferencia del hombre, tiene mayor riesgo de desarrollar este tipo de problemas por cuestiones como el pequeño tamaño de la uretra, así como la facilidad con la que pueden entrar los gérmenes del recto a la zona vaginal, entre otros motivos.

Además, durante el embarazo aún son más comunes las infecciones de este tipo, ya que el cuerpo femenino cambia y algunos de estos cambios físicos pueden favorecer estos trastornos.

Por ejemplo, se altera la posición del tracto urinario, el útero presiona notablemente los uréteres y todo ello va a dificultar que la mujer pueda expulsar toda la orina y por consiguiente se acumulen bacterias. Además, el hecho de que disminuya el movimiento de la vía urinaria debido a los cambios de carácter hormonal también será uno de los principales motivos.


Síntomas de una infección urinaria


Por ello, será importante que si la mujer siente algunos síntomas como molestia o sensación de ardor en el momento de orinar, así como ganas de ir al baño constantemente o contracciones en la zona de la vejiga, entre otros, acuda a su médico para que le haga las pruebas pertinentes y le indique si tiene infección o no.

Así, en primer lugar, se le hará un examen completo de orina y también se le realizará un urocultivo, tomando muestras de su orina. Con esta última prueba se determinará la cantidad de gérmenes que hay, así como el tipo de bacteria que se encuentra en ella, responsable de la infección.

De este modo, aunque no se trata de una enfermedad, si desde que comienza el embarazo la mujer sufre este problema, será importante que su médico controle su estado y le haga diversos exámenes durante los nueve meses para intentar prevenir las infecciones y ponerle solución lo antes posible.


Tratamiento de una infección urinaria durante el embarazo


Y es que, en el caso de que haya que tratar un cuadro infeccioso lo más común es optar por antibióticos, ya que, con este tipo de fármacos en dos o tres días el problema empezará a remitir. Sin embargo, en el caso de que la mujer esté embarazada habrá que tener en cuenta ciertos aspectos, tales como el tipo de bacteria que ha causado la infección, el momento del periodo gestacional en el que se encuentre, su condición física, así como valorar las posibles consecuencias que podría tener su ingesta sobre el feto. Por ello, la mujer no deberá tomar ningún fármaco, sin que antes su médico lo valore y le prescriba el tratamiento adecuado a su estado y situación.

Por ello y para evitar las infecciones, será importante que la mujer tome ciertas medidas preventivas, tales como extremar la higiene intima durante el embarazo, mantenerse bien hidratada, orinar e intentar vaciar la vejiga, acudiendo para ello al baño siempre que tenga necesidad de orinar, aunque sea mínima, así como seguir una dieta rica y equilibrada, en la que no incluya mucha cantidad de azúcar, jugos de frutas, así como el café, por los efectos negativos de la cafeína.